CASA PRESTADA - OTRA FAMILIA

CASA PRESTADA
Ana María Shua

    Me han prestado su casa y yo la he perdido, qué vergüenza, qué vergüenza, cómo presentarme otra vez ante esta gente, me van a querer matar. Recorro sin suerte las calles de la ciudad, veo que faltan varias casas que han sido  arrancadas de raíz, como si fueran muelas, quedan apenas pozos  sanguinolentos, encías devastadas. ¿Quién soy yo? Alguien que tiene miedo de  no despertar si lo matan en sueños. Casa, casa, dónde estás. Y la encuentro, de pronto, toda ella alrededor de mí, muy cerca, por suerte, de la almohada.

 




OTRA FAMILIA
Javier Alonso García-Pozuelo

   
Para Ana María Shua


   Da un sonoro portazo a la puerta de la calle y, según su costumbre, se encamina hacia su cuarto sin haber respondido al saludo que sus padres le dirigen desde el salón. Sin embargo, tras abrir la puerta de su habitación y llevarse la mayor sorpresa de su vida, vuelve sobre sus pasos y se dirige, echando humo, hacia donde están sus padres.
   –¿Qué pasa, viejos, estáis locos o qué?  –brama el joven, fuera de sí, desde el umbral del salón–. Se puede saber dónde cojones está mi cuarto.
   –Le hemos vendido la habitación a otra familia –contesta el padre, levantando la vista del periódico–. Puedes probar con ellos, si quieres. Te han dejado las señas en el taquillón.