JOSÉ MANUEL POVEDA - El miedo

EL MIEDO
José Manuel Poveda

   El hombre obsceno se alzó de mi lecho, y comenzó a vestirse lentamente. Ya vestido, me dio un beso, e iba a salir cuando descubrió la camita en que dormía mi pequeña, la hija mía.
Se quedó mirando al principio con curiosidad, y luego, tierno y paternal, súbitamente, fue hacia la niña que dormía, y se inclinó para besarla.
 

   Yo vacilé de pronto, indecisa, pero luego sentí un inexplicable impulso, y salté hacia el hombre obsceno, le así por los hombros, y le grité, ansiosa y feroz: ¡Todavía! ¡Todavía!
 

  Él me miró sorprendido: yo misma no supe explicar mi violencia ni mis palabras; pero sentía el alivio de haber conjurado un peligro, no obstante la certidumbre de que en nada pecaba realmente un hombre que quería besar a una niña.